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>CERÁMICA NEGRA

MUSEO ARQUEOLÓGICO TOXTLI

La cerámica negra suele presentarse en casi todas las épocas de los pueblos prehispánicos de Mesoamérica.  Los hallazgos arqueológicos demuestran que fue utilizada con fines ceremoniales chamanísticos y domésticos.

P86-359 // VASO EFIGIE

Su característico color negro no siempre fue el resultado de una cocción en una atmósfera reductora —como la de un horno de leña—.  Este color pudo haber sido obtenido mediante arcillas negras o engobes negros. También pudo haber sido el resultado de la presencia de elementos de carbón en la arcilla que se consumieron de manera incompleta. En cualquier caso, entre los pueblos nahuas el negro tenía un carácter connotativo de la noche y la muerte.  

 

Esta cerámica suele encontrarse en importantes sitios arqueológicos del centro de México, como Tlatilco, del período Preclásico (2500 - 1200 a. C.). También en territorio maya: Tikal, en Guatemala; Isla de Jaina, en Campeche; Kohunlich, Chetumal y Dzibanché, en Quintana Roo. Todos son sitios asociados al período Clásico Tardío (600 - 900 d. C.).

 

En El Salvador, han ocurrido muchos hallazgos en el área de Chalchuapa, pero no solo allí. En 1973, el arqueólogo Luis Casasola descubrió un vaso trípode en Mejicanos, al norte de la capital. En 1976, Manuel López, registró ejemplar proveniente de la colonia Lomas de Altamira, ubicada al sur de San Salvador.

 

Recientemente, el arqueólogo japonés Shione Shibata extrajo dos piezas miniaturas del sitio El Cambio, en La Libertad. En 2010, el arqueólogo Fabricio Valdivieso descubrió fragmentos de cerámica negra en el sitio Atalaya, ubicado cerca del puerto de Acajutla.

 Las piezas parecen datar del  período Preclásico Tardío (400 a. C. - 150 d. C.). Actualmente, Guatajiaguaja, un poblado de raigambre indígena del departamento de Morazán, se dedica a elaborar cerámica negra de manera ancestral, a partir del tinte negro de la semilla del árbol de nacazcol.

 

La Colección Fundación Doménech reúne 30 ejemplares cerámica negra. Esta muestra está conformada por vasijas miniaturas, vasos, orejeras, botellines y malacates —un instrumento para hilar— . Estas vasijas combinan diferentes técnicas decorativas:  diseños geométricos, acanaladuras, relieves diversos e incisiones finas y gruesas. Estas últimas pudieron haber sido realizadas antes o después de su cocción, algunas poseen pintura roja, posiblemente cinabrio o sulfuro de mercurio.

 

Dos de los vasos de esta colección presentan el rostro sereno de un anciano, similar a Huehuetéotl, divinidad mesoamericana del fuego (P86-359 y P86-357).

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