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>OBRAJUELO ORDINARIO

MUSEO ARQUEOLÓGICO TOXTLI

La Colección Doménech es depositaria de 18 piezas "Obrajuelo Ordinario". Cabe advertir que algunos ejemplares muestran variaciones en los diseños registrados. Sin embargo, sus generalidades permiten colocarlos dentro de esta clasificación.

P86-432 // OLLA BICROMA

Alrededor de 1969, el arqueólogo Wyllys Andrews V acuña el término "Obrajuelo Ordinario" en alusión al cantón El Obrajuelo, muy cerca del sitio arqueológico de Quelepa, donde tomó lugar su estudio. Obrajuelo es una palabra derivada de "obraje", el antiguo taller de extracción de índigo o tinta de añil. En la época colonial, Quelepa formó parte la antigua comarca añilera de San Miguel.

 

Andrews ubicó a Obrajuelo Ordinario dentro del complejo cerámico Lepa, en el período Clásico Tardío (600 - 900 d.C.). En Quelepa, Andrews halló únicamente seis vasijas Lepa como ofrendas mortuorias. En contraste, más de 11,000 tiestos —de Obrajuelo Ordinario— fueron encontrados en el margen occidental de este sitio. Esto permitiría considerar que estas piezas debieron tener funciones tanto domésticas como ceremoniales. 

 

Una de las particularidades básicas que distinguen a estos ejemplares es la carencia de engobe, aunque se tienen piezas levemente pulidas. Este tipo cerámico comparte atributos morfológicos con el "Rojo Sirama", dentro del Complejo Lepa.

La distribución espacial de esta cerámica aún falta por ser definida. Sin embargo, otras colecciones reportan hallazgos en  la zona costera de Usulután y San Miguel. El arqueólogo Fabricio Valdivieso descubrió ejemplares en la zona rural de San José Guayabal, en Cuscatlán. Otros piezas forman parte de las colecciones de Enrique Gutfreund, Salomé Imery de Ruíz, José Luis Cabrera, Satri Levi Pascal, Federico Rosenberg, Elly de Steigrad y Aída de Wright.

 

La Colección Fundación Doménech resguarda 18 cántaros del tipo Obrajuelo Ordinario. Muchas de estas piezas tienen cuello restringido, asas en forma de brazos y efigies animales, sobre todo de monos. Al parecer, esta especie animal tuvo cierta importancia cosmogónica en esta zona. Por otra parte, cuatro de estos cántaros poseen un curioso orificio que comunica a una de las asas con la recámara central. Esto permite sugerir que su función, además de asa, era verter líquidos, tal y como lo hace una tetera moderna  (ver P86-418, P86-418, P86-420 y P86-421).

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