"Me siento bendecida por haber podido estudiar"

 

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Desde pequeña me apasiona la lectura. Leí todos los libros de cuentos que tenía en casa y todas las obras que me dejaban en el colegio.

 

Me gusta mucho el misterio. Aunque no soy aficionada a la historia, me resultan curiosos los mitos, leyendas y creencias acerca de grandes estructuras, cuyas piedras nadie sabe cómo fueron transportadas. También me interesa un poco la ficción, sobre todo esas entrevistas a pobladores que aseguran haber visto volar a objetos no identificados. Esto no significa que no conozca la realidad que me rodea.  

 

Soy muy aplicada y detallista. Trato de hacer las cosas lo mejor posible, por compromiso propio y por superación personal. También porque quiero retribuir a mis padres, que han sido exigentes, pero muy amorosos. Ellos han querido que sus hijos lleguen hasta donde ellos no pudieron. Por eso, con el mayor de los gustos, les he llevado las mejores notas.

 

Acepté con mucha alegría cuando se presentó la oportunidad de tener una beca Inverdose, donde trabaja mi papá.  Inicié llenando un formulario para postularme. Cuando me citaron para una entrevista, casi lloro de la emoción. Cuando el día llego, estaba muy nerviosa, pero jamás descongelé mi sonrisa.

 

Gracias a Dios, finalmente obtuve la beca. Si antes ya era aplicada, ahora tenía que serlo el doble con tal de conservar la beca. Aunque, debo confesar que nunca me costaba estudiar o entregar trabajos universitarios, porque cuando una persona le gusta lo que hace, lejos de ser una obligación es un placer. Disfruté muchísimo mis últimas clases de francés.

 

Terminé la carrera gracias a que Inverdose, a través de la Fundación Doménech, me ayudó a pagar los costos de matrícula, mensualidad, viáticos y gastos de graduación. Obtuve buenas calificaciones y estoy esperando mi ceremonia de graduación.

 

Aunque el año no finalizó de la mejor manera, porque me enfermé, me siento bendecida por haber tenido la oportunidad de estudiar. A corto plazo, planeo perfeccionar más los dos idiomas que se me enseñaron para que en su momento pueda emplearlos en una empresa de turismo; o mejor aún, emplearlos en mi propia agencia de viajes. Quiero poner en práctica todo lo que aprendí en estos cinco años.

 

Después de mi voluntariado universitario, la motivación de dar clases a niños de parvularia también se ha incrementado. Me gusta tratar con niños tanto como estudiar, quiero seguir estudiando. Las personas que luchamos por lo que queremos, encontramos un gran apoyo en fundaciones como esta. Gracias a esta ayuda ahora también me siento más responsable y decida a alcanzar más metas.

 

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- Abigail Rivas -