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>CHALATE TALLADO
MUSEO ARQUEOLÓGICO TOXTLI
Alrededor de 1970, el arqueólogo Stanley Boggs acuña el término de "Chalate Tallado" para referirse a las piezas que recuperó en los terrenos que serían inundados por la construcción de la represa del Cerrón Grande, sobre el río Lempa.
P86-411 // CAJETE MODELADO
Su característica principal es una banda de pseudo-glifos tallada en el cuello de sus vasijas. Estos elementos gráficos se presentan como un entramado de líneas diagonales que se alternan con ranuras verticales, espirales, volutas, círculos y a veces, paneles grabados. Algunas de estas inscripciones parecen imitar numerales mayas como el 3, 7 y el 12; otras tienen claramente la forma de pájaros, sapos o cangrejos.
La estética del Chalate Tallado es similar al grupo cerámico "Surlo", de Honduras. Sin embargo, entre los especialistas no existe consenso que lleve a establecer un nexo entre ambos. Lo cierto es que su ornamentación adopta atributos mayas, probablemente su factura también sea maya. Algunos arqueólogos sostienen que fue modelada por manos mayas-chortís, durante el período Clásico Tardío (600 - 900 d.C.). Mucho de este trabajo cerámico se presenta monocromo, bicromo y polícromo; y se cree que tuvo una función ceremonial. La gama de colores empleada incluye al naranja, blanco, gris, crema, verde, rosado y rojo. Este último puede incluir hematita especular u óxido férrico.
Como cabría suponer, muchos ejemplares han sido hallados en Chalatenango, sobre todo en la ribera norte del embalse Cerrón Grande, la que corresponde a ese departamento, específicamente en la hacienda Santa Bárbara y el caserío Totolco. Esta fue la razón por la que mereció su calificativo. Sin embargo, han ocurrido hallazgos en puntos más distantes del país: Ataco, Chalchuapa, Nuevo Cuscatlán, San Salvador y Santa Cruz Michapa.
La Colección Fundación Doménech alberga a 47 piezas Chalate Tallado. Se contemplan varias vasijas con figuras humanas en alto relieve, muy realistas, aunque desproporcionadas. Sus rostros lucen serios y enmarcados por penachos y otros atavíos. Algunos de estos personajes lucen reclinados, como una estatua de Chac Mool; otros llevan sus rostros y extremidades hacia abajo, hacia la tierra. Quizá sea un tributo agrario (ver P86-382).